Acre, situado en el extremo occidental de Brasil, limita con Bolivia y Perú. Este estado conserva casi el 90% de su selva tropical natural, ofreciendo un paisaje único y lleno de biodiversidad.

Con una economía basada en la extracción de vegetales principalmente caucho, que históricamente fue fundamental para la población local, el estado es un importante productor de nueces de Brasil, baya de açaí y aceite de copaiba. Además, la exportación de madera es una de sus principales actividades económicas.

La cultura de Acreana es muy similar a la de otros estados del norte de Brasil, con una inclinación hacia la del noreste.

Al mezclar tradiciones variadas, del sur y noreste de Brasil, así como de São Paulo y de etnias indígenas, la cocina de Acreana es muy diversa, desde la carne de sol hasta el pirarucu (un pescado local), estos platos Generalmente se acompañan de tucupi, una salsa a base de raíz de mandioca.

Aproximadamente 15 mil habitantes de Acre son indígenas que viven en 32 reservas especiales, preservando sus formas de vida tradicionales. Su rica herencia cultural se refleja en la artesanía y la gastronomía, y ejerce una profunda influencia en el estilo de vida acreano, que está intimamente vinculado a la selva tropical y sus mitos.

Recorrer los Caminos de Chico Mendes –líder sindical conocido por su lucha en defensa del uso sostenible de los recursos naturales de la Amazonia, e ícono internacional de su causa, habiendo recibido el Premio Global 500 Años de la ONU– es una excelente manera de conocer la relación de este hombre con la selva tropical.

Otro de los encantos del estado es el Parque Nacional da Serra do Divisor, reconocido por ser uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo.