Brasília – Distrito Federal
Ubicada en la región del Medio Oeste, es la unidad federativa brasileña más pequeña y la única que no tiene municipios, dividida en regiones administrativas.
El Distrito Federal tiene una historia reciente. Fue creado a mediados del siglo XX para albergar la nueva capital de Brasil. Inaugurado en 1960, por el entonces presidente Juscelino Kubitschek. Brasilia fue diseñado por los famosos arquitectos Lucio Costa y Oscar Niemeyer, después de haber sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Brasilia es una ciudad planificada y organizada que tiene el área más grande en la lista del mundo: 112.5 km2. La ciudad fue construida de una manera única en forma de avión con dos alas grandes, conocido como el Plano Piloto, que muestra edificios arquitectónicos famosos como la Catedral Metropolitana de Brasilia, el Congreso Nacional y la Torre de TV, que ofrece una vista aérea del plan. Todos estos se concentran en la avenida principal de la ciudad, llamada Esplanada o Eixo Monumental.
Además del itinerario cívico nacional, otros lugares notables son el Parque da Cidade y el Lago Paranoá, ambos construidos artificialmente y conocidos como el «Mar do Cerrado», Desde aquí, se puede disfrutar de una puesta de sol digna de una postal.
Fuera de la capital, el Distrito Federal tiene otras atracciones encantadoras, principalmente naturales. El cerrado, vegetación predominante, presenta un paisaje semidesértico cortado por impresionantes ríos y cascadas.
En los alrededores de Brasilia, hay numerosos hoteles rurales ideales para relajarse, montar a caballo, bañarse en el río y disfrutar de la gastronomía local. Al ser una región relativamente nueva, su cocina incluye una variedad de exquisiteces de todo Brasil.
Las influencias culturales locales son predominantemente del noreste, la región de donde provienen la mayoría de los candangos, los valientes migrantes que construyeron la ciudad, y también de los estados vecinos de Goiás y Minas Gerais.
La combinación de la arquitectura modernista, el contraste armónico entre el verde y el concreto, la naturaleza y el cielo del cerrado hacen del Distrito Federal un destino único en Brasil y en el mundo.
